Qué es una madre de día

Una madre de día es una profesional de la educación que ofrece en su propia casa (casa nido) una alternativa a la escolarización temprana para familias con hijos menores de tres años; se trata de un recurso de conciliación que permite que los niños puedan permanecer en un hogar, acompañados por unas pocas figuras de apego, mientras sus padres trabajan. La ratio es de cuatro pequeños por cuidadora, limitándose a tres si entre ellos hay algún menor de doce meses; con estas ratios reducidas pretendemos proporcionar una atención de calidad, basada en un sólido vínculo afectivo entre los niños y la madre de día, y en un absoluto respeto a la naturaleza de los pequeños.

En algunos países europeos, la casa nido es la opción prioritaria de conciliación familiar, estando incluso ligado al sistema público de atención a la primera infancia, como sucede por ejemplo en Francia. Aquí en España existen iniciativas consolidadas en varias comunidades autónomas; en Navarra y Madrid está regulada la profesión desde hace años, y en 2017 se han logrado avances hacia una legislación específica en Murcia y Cataluña. En el resto de regiones, se continúa luchando por conseguirla.

Existen varias asociaciones por todo el país, trabajando para dar visibilidad a las madres de día y organizando continuamente eventos, cursos, talleres y charlas con el fin de concienciar sobre las verdaderas necesidades de los bebés y niños pequeños y la importancia de respetarlas y satisfacerlas a través de la presencia y disponibilidad incondicional de las personas a su cargo.

Hoy podemos decir que, aunque hasta hace relativamente poco el de madre de día era un oficio muy poco conocido en España, poco a poco va tomando fuerza a base de seriedad, profesionalidad y compromiso. En las comunidades donde aún no existe una regulación, las propias madres de día seguimos una serie de recomendaciones que, en nuestro caso, son obligatorias para pertenecer a la asociación :

Mostrarse profundamente comprometida con la primera infancia y mantener una actitud de reflexión sobre nuestro trabajo, así como una formación constante.
Estar en posesión de un título oficial (Magisterio, Pedagogía, Técnico Superior en Educación Infantil, o Psicología Infantil) y formación complementaria relacionada con las pedagogías alternativas y la crianza respetuosa.
Realizar un curso de primeros auxilios.
Obtener el certificado de manipulador de alimentos.
Darse de alta como autónoma.
Contratar un seguro de responsabilidad civil para cuidar niños en el hogar.
Acondicionar y equipar el domicilio, de manera que sea seguro para los niños y adecuado a sus necesidades.
Disponer de jardín o tener cerca algún parque infantil.

En definitiva, la nuestra es una profesión vocacional, que lleva implícitas grandes dosis de ilusión y entrega, y que va más allá de la reivindicación de un oficio; con nuestro trabajo pretendemos formar parte de un cambio en el modelo de atención a la infancia, más acorde con la esencia de los bebés y los niños pequeños, y por tanto necesario.

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